Creemos en la Persona del Espíritu Santo, que vino del Padre y del Hijo para convencer al mundo de pecado, justicia y juicio, y para regenerar, santificar y capacitar para el ministerio a todos los que creen en Cristo Juan 16: 8). 11; Hechos 1: 8; Romanos 8:26, 15: 13,16; II Corintios 3:18; Hebreos 9:14). Creemos que el Espíritu Santo mora en cada creyente en Jesucristo y que Él es un Consolador, Maestro y Guía permanente (Juan 16:13, 14: 16-17, 16: 8-11; Romanos 8:26). Creemos en el Bautismo con el Espíritu Santo como una experiencia distinta y separada a la de la regeneración, que ocurre de manera posterior o simultánea a la salvación, con una mayor dinámica como evidencia en la vida del cristiano, que le permite a la persona ser un testigo enérgico y más efectivo. La evidencia suprema de la vida llena del Espíritu es el fruto del Espíritu, el amor. Creemos en el ministerio actual del Espíritu Santo con respecto al ejercicio de todos los dones bíblicos del Espíritu Santo, de acuerdo a las instrucciones dadas a nosotros (I Corintios 12-14)